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Acerca de la neutralidad y las posiciones políticas


La neutralidad no existe en política, tampoco en el periodismo, en el territorio del arte y de las ciencias sociales, ni siquiera en el terreno de las ciencias duras, pues en cada uno de esos campos disciplinares el abordaje de un tema, o una posición, implican una elección a partir de un recorte del cual no se puede apartar la subjetividad de quien elige. Una opción, u otra, están condicionadas, entonces, por la mirada del hombre y todo lo que él acarrea a partir de su condición humana.

Ello a esta altura de nuestra historia, debería significar para el conjunto de la sociedad una verdad de Perogrullo. Pero al parecer, algunos sectores de la sociedad persisten en la idea de que en algún recóndito lugar del planeta se pueda hallar al menos un pequeño atisbo de objetividad. Por ello rechazan, o cuestionan fuertemente cuando un actor social de relevancia social decide formalizar una posición política. Y ello vale para el caso de Estela Barnes de Carlotto que, por estas horas viene siendo blanco de críticas despiadadas que, incluso, intentan poner en duda su trayectoria como militante de los derechos humanos.

Un ejemplo claro fue la decisión del Director y Productor teatral, Carlos Rivas, de cuestionar a través de una nota publicada en el diario La Nación (http://www.lanacion.com.ar/1605713-el-profundo-dolor-de-un-artista-casi-libre) algunas de las posiciones de la Asociación de Abuelas de Plaza de Mayo respecto de la reforma judicial y una fotografía en la que se puede apreciar a Estela de Carlotto junto a la Procuradora General de La Nación Alejandra Gils Carbó.

Para Rivas, esos datos fueron un límite ético que no pudo superar y que lo obligaron a dar una fuerte discusión interna con la compañía de teatro que dirige, al punto de decidir en conjunto no leer una carta en adhesión al Teatro por la Identidad que había sido enviada por la Asociación de Abuelas de Plaza de Mayo para ser leída al término de la función de la obra “Love, love, love.”

La lógica de la sobredeterminación nos invita a pensar lo social como un espacio profundo, complejo, abierto y carente de un fundamento último, en el que se rechaza todo cierre discursivo que intente consolidarse como hegemónico. En esa línea no hay verdades, sino discursos, o textos, y detrás de esas supuestas verdades todo un entramado de poder que está en disputa permanente y de cara a la consolidación de una nueva verdad.

Entonces si la neutralidad no existe como tal, la verdad es una construcción que se establece a partir de determinadas relaciones de fuerza. Y si ello es así, bueno sería comenzar a discutir aquellas cuestiones que están vinculadas con posiciones “moralistas”, como la enunciada por el Director Teatral Carlos Rivas que pone en duda la tarea de un organismo como el de Abuelas de Plaza de Mayo.


En el año 2005 Estela Barnes de Carlotto confesó en el film documental “A Cielo Abierto”, dirigido por Pablo Torello y Producido por Simón García Mayer, que si ella en el año 1955 se hubiera opuesto firmemente al bombardeo de la Plaza de Mayo, en lugar de alegrarse como lo hizo una porción significativa de la clase media argentina de aquel entonces, “quizás su hija Laura no hubiera desaparecido en el año 1976”. Ello señala dos cuestiones de este debate: que no es “la virgen María”, como lo dijo ella misma en las últimas horas, y que nunca en su vida ha tenido posiciones neutrales. Quizás porque Estela de Carlotto, como todo sujeto sobredeterminado, ha sido atravesada por las distintas etapas de la historia que le ha tocado transitar. Algo que ella nunca negó.     

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