En su libro “Formas lógicas, realidad y significado”,
Thomas Moro Simpson nos recuerda,
entre otras cosas, que W. Quine es
conocido por su afirmación en la que sostiene que el modo en que el individuo
usa el lenguaje determina qué clase
de cosas está comprometido a decir que existen[1].
En efecto, en el
marco del análisis del discurso, para algunas corrientes de la filosofía del
lenguaje (o filosofía analítica), cuando el sujeto enuncia un juicio se da por
sentado que con el sólo hecho de pensar en un objeto inexistente, el mismo cobra existencia en el mundo a partir del
pensamiento. Alexius Meinong le llamó a esta tesis Teoría de los objetos y en ella parte de la idea de que si un
objeto como “la vaca violeta no existe”, se trata en realidad de una afirmación
falsa puesto que si “la vaca violeta no existe”, ¿acerca de quién decimos que
no existe? Dicho de otro modo: “el no ser de algún modo tiene que ser; de lo
contrario, ¿qué es lo que no es?”[2]. Que
algo no exista, no quiere decir que no sea.
Independientemente
de la tesis de Meinong, que arriba
indefectiblemente a conclusiones paradójicas, su trabajo permite una ampliación
de la mirada de Quine para entender de
qué manera funciona el discurso político del gobierno nacional y de qué modo se
articula la relación entre ser y existencia.
En ese sentido
en los más de dos meses de gestión, Mauricio Macri casi no ha utilizado la
palabra “trabajadores”. Apenas si ha
esbozado un tibio “hermanos trabajadores”[3], en un
acto con sindicalistas en el que anunció modificaciones en el impuesto a las
ganancias y una ampliación de los beneficios de la Asignación Universal por
Hijo. Además de haber tomado una serie de medidas económicas fuertemente
regresivas, que han implicado una transferencia de riqueza de los sectores
populares, y más vulnerables, a las grandes corporaciones económicas y grupos
concentrados de la economía argentina[4]. Lo
que se dice, medidas que atentan contra los intereses de la clase trabajadora.
Entonces no es
casual, la relación entre el decir y el hacer. En ese marco, Quine también sostiene que la
justificación para hablar de una manera, en lugar de otra, al igual que la justificación
de adoptar un sistema conceptual, y no otro, es una manifestación absolutamente
pragmática.
El pragmatismo,
es una corriente filosófica en la cual la verdad y la bondad deben ser medidas
de acuerdo con el éxito que tengan en la práctica. Es decir: el pragmatismo funda
su base en la utilidad, siendo la utilidad la base de todo significado Para los
pragmatistas, la verdad y la bondad deben ser medidas de acuerdo con el éxito
que tengan en la práctica. En otras palabras, el pragmatismo se basa en la
utilidad, siendo la utilidad la base de todo significado[5].
En ese contexto,
la ausencia del “significante”
trabajadores, en el discurso habitual del presidente Macri, es una señal:
habla de ellos en la medida en que le conviene y le son útiles para un fin
específico. Y si no habla de ellos, es porque a partir de sus juicios pretende
no darles existencia.
Deleuze, citando a M. Foucault, señala que “cada formación histórica ve y hace ver
todo lo que puede, en función de sus condiciones de visibilidad, al igual que
dice todo lo que puede, en función de sus condiciones de enunciado”[6]. Ello
es así en cierto modo, ya que no podemos negar que hay una porción en cada
formación histórica, que ve algunas cosas que otros sectores no ven y que actúa
imponiendo sus criterios de verdad y convirtiendo al interés individual/sectorial
en un interés colectivo. Lo que en términos de Gramsci, se comprende como hegemonía o servidumbre voluntaria[7].
Notas
[1] T. Moro Simpson, “Formas lógicas, realidad y significado”, Eudeba, 1964, Argentina. Cap. III.
[2] Ídem, cita anterior.
[3] “Primera prueba de amor de
Mauricio Macri a sus “amigos sindicalistas” y “hermanos trabajadores”, por
Ricardo Ríos en diario Infobae
edición digital del 19 de febrero de 2016: http://www.infobae.com/2016/02/19/1791233-primera-prueba-amor-mauricio-macri-sus-amigos-sindicalistas-y-hermanos-trabajadores
[4] Alfredo Zaiat, “Muy pocos
se llevaron todo”, en Diario “Página 12” del 20 de diciembre de 2015: http://www.pagina12.com.ar/diario/economia/2-288666-2015-12-20.html
[5] Sini, Carlo (1999). El pragmatismo. Ediciones AKAL. p. 80
[6] Deleuze Gilles, “Foucault”, Paidós Básica, Buenos Aires
2015, pag. 87.
[7]Liria Fernández Carlos, “El Marxismo hoy. La herencia de Gramsci y
Althusser”, Ediciones Bonalletra Alcompas, Buenos Aires 2016, pag. 82.
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