Por Walter Barboza
Cuando en el año 2008 el gobierno
de Cristina Fernández se encontraba en pleno proceso de lucha política por las
retenciones móviles a las exportaciones del agro (Resolución 125), fueron las
redes de Internet, la convocatoria por MSN, y los medios del poder concentrado,
los que alentaron las movilizaciones callejeras en oposición al proyecto del
gobierno nacional y en favor de los sectores rurales.
Fue en ese marco de tensión, que
la blogesfera comenzó a tomar un tipo de intervención política más activa. En
principio contra la medida propuesta por el Ministerio de Economía de la
Nación, luego por la rápida respuesta de quienes entendían que era necesario
dar un fuerte apoyo al gobierno por considerar que la movilización callejera
era el resultado de una acción destituyente por parte de la oposición.
Es cierto había allí en el medio
militancia política de base de un lado y otro, con lo cual el activismo
militante tuvo matices distintos, quizás, a los fenómenos descritos por David
Ugarte en su libro “El poder de las redes”.
En ese marco sitios como
Artepolítica, o Rambletamble, del sociólogo Artemio López, lograron
constituirse fuertemente en referencias del análisis político del fenómeno que
se estaba viviendo en el país. Mientras los periodistas del bloque de poder
definían a los ruralistas, en su gran mayoría miembros de los sectores más
concentrados de la economía, como "campesinos” que reclamaban contra un
estado que tomaba una medida de corte confiscatorio, la blogesfera que apoyaba
al gobierno comenzó a desnudar la trama oculta del problema: no eran campesinos
sino grandes y medianos productores, se dedicaban al monocultivo de soja por
sus altos niveles de rentabilidad y en detrimento de otras opciones, marchaban
por una política que iba a terminar destruyendo la soberanía alimentaria,
puesto que el monocultivo estaba destruyendo grandes extensiones de tierras
productivas del país, entre otras cuestiones. La disputa, entonces, se trasladó
a la calle.
En el anecdotario quedan
recuerdos como aquel en el que una movilera de TN, Sandra Borghi, decía en vivo
que en la Plaza de Mayo había gente y "ciudadanos” que se habían
movilizado espontáneamente y que habían sido corridos por la marcha de los
"piqueteros” de Luis D´Elía. Días más tarde, en otra convocatoria, el
dirigente de MILES se encontró con Borghi y le dijo: "Voy a hacer un acto
de docencia: vos el otro día dijiste que en la Plaza había ciudadanos y que se
fueron cuando llegaron los "piqueteros”. Nosotros también somos ciudadanos”.
El ejemplo ilustra el modo en que
la disputa por el signo lingüístico, por el sentido de la palabra, se había
materializado en las redes y en las calles. Lo que motivó que las redes, que
funcionaron como un dispositivo de discusión y debate más amplio, se organizaran
en un espacio común en defensa de la política del gobierno nacional o bien en
contra.
Hoy nadie discute el poder de las
redes. Un ejemplo claro fue cuando desde la oposición instalaron fuertemente la
idea de un fraude electoral en la provincia de Tucumán. Queda por saber si es
un instrumento eficaz, para la organización de las expectativas de la gente en
política concreta y cuál es la incidencia de las operaciones que, incluso, se
realizan desde afuera hacia adentro de los estados nacionales.
No deberían pasar desapercibidas
las palabras del presidente de Cuba, Raúl Castro, quien en su discurso en la
Asamblea de la ONU dijo que desde la primera meta que se trazara la
organización de preservar a las generaciones venideras del flagelo de la guerra
y edificar una nueva forma de relaciones que favoreciese la paz y el
desarrollo, muy por el contrario, los conflictos no hicieron más que
multiplicarse. “Desde entonces han sido constantes las guerras de agresión, la
intervención en los asuntos internos de los Estados, el derrocamiento por la
fuerza de gobiernos soberanos y los denominados ‘golpes suaves’”, señaló
Castro, y aseguró que resulta inaceptable la militarización del ciberespacio y
el empleo encubierto e ilegal de las tecnologías de la información y las
comunicaciones para agredir a otros Estados”.
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