Se sabe. Se conoce. Las incursiones militares en América Latina han
dejado de fundamentarse en el uso de la fuerza. Ella sólo es utilizada
cuando las contradicciones sociales se profundizan. De “las guerras de
baja intensidad”, propiciadas en los años 70, a esta parte, las
intervenciones militares han ido cambiando sus formas y sus modos. El
aparato militar, con el apoyo de la porción más poderosa de la sociedad
civil y el apoyo logístico de la Central de Inteligencia de los Estados
Unidos (CIA), ha dejado paso a nuevas modalidades, ahora sustentadas en
mecanismos más sutiles, más difusos, acaso menos expuestos, pero igual
de efectivos a la hora de derrocar gobiernos populares.
En Bolivia hubo intentos de socavar la presidencia de Evo Morales; en
Ecuador Correa tuvo su turno, pero fallaron; en Venezuela lo padeció
Chávez; en Paraguay Lugo resultó una víctima clara. El historial más
antiguo es un derrotero de sangre, desapariciones de militantes
políticos y sociales; el desmantelamiento del aparato productivo y un
proceso regresivo de distribución del ingreso. El empobrecimiento liso y
llano de amplias capas de la población.
Es por ello que el contexto amerita ser analizado con detenimiento.
Las sospechas nunca están de más, pues los complots no son parte de la
trama argumental de las películas de espionaje. Siempre la realidad
supera la ficción. Sin embargo no es para alarmarse, pero si para tener
cuidado de las operaciones que intencionalmente, o ingenuamente,
contribuyen a la desestabilización política.
Gene Sharp, teórico norteamericano, ofrece desde inicios de la década
del 80 el marco conceptual de lo que implica un “golpe de estado
blando”. Curiosamente, y a propósito del sentido que tomó la conferencia
encabezada por Cristina Kirchner en la Universidad de Harvard, trabaja
en la elaboración de la teoría desde el Centro de Asuntos
Internacionales de esa Universidad. Una de sus principales
preocupaciones, era la posibilidad de que las tropas rusas invadieran la
Europa Occidental. En su desarrollo, esta teoría, fundada en las
prácticas de Henry Thoreau y Mahatma Gandhi, apela a la desobediencia
civil como forma de resistencia a las autoridades instituidas. Claro que
el contexto donde se desarrollan esas experiencias dan cuenta de dos
momentos distintos de la historia universal: los Estados Unidos en el
siglo XIX y la India en el siglo XX. La primera da cuenta de las
posiciones de Thoreau frente a cualquier tipo de gobierno, a los que
entiende que no pueden tener nunca más poder que el de los ciudadanos.
El segundo es la resistencia civil de la India frente al colonialismo
británico.
A partir de estas dos variables, Sharp desarrollará y pondrá en
práctica, junto a la CIA, la “teoría del golpe blando”. Circulan en las
redes sociales, foros y espacios de discusión y debate político virtual,
innumerables trabajos que dan cuenta de ella y de los resultados
obtenidos por Sharp y la inteligencia norteamericana.
En Venezuela, su fracaso fue rotundo. En abril de 2002, el
Departamento de Estado recurrió a la doctrina Sharp para recibir
consejos. Sharp da sugerencias a los dueños de las empresas venezolanas,
durante la organización del referéndum revocatorio contra el presidente
Hugo Chávez. Por otra parte junto a su equipo, orientan a los
dirigentes de Súmate durante las manifestaciones de agosto de 2004. En
ese marco, lanzan acusaciones de fraude electoral y exigen la salida del
presidente. Movilizan a la burguesía de Caracas, pero el apoyo popular
al gobierno de Chávez es más fuerte que la intentona golpista.
Conclusión: los observadores internacionales no pueden hacer otra cosa
que reconocer la legalidad de la victoria de Hugo Chávez.
La síntesis de la estrategia de desgaste de los gobiernos populares,
se asemeja a la realidad que vive el país. Protestas callejeras
inconducentes, el reclamo de las fuerzas de seguridad, la construcción
de una agenda informativa que plantea un cuadro de situación semejante
al de 2001 y la reciente desaparición de Enrique Alfonso Severo, testigo
clave en el caso Ferreyra, un supuesto malestar social por cada una de
las medidas que toma el gobierno, de dudoso origen, sugieren un clima
destituyente.
El manual de Sharp plantea las siguientes etapas:
1ra etapa: ablandamiento
Desarrollo de matrices de opinión centradas en déficit reales o
potenciales. Cabalgamiento de los conflictos y promoción del
descontento. Promoción de factores de malestar, entre los que destacan:
desabastecimiento, criminalidad, manipulación del dólar, paro patronal
(lockout) y otros. Denuncias de corrupción, promoción de intrigas
sectarias y fractura de la unidad.
2da etapa: deslegitimación
Manipulación de los prejuicios anti-comunistas (anti-populistas).
Impulso de campañas publicitarias en defensa de la libertad de prensa,
derechos humanos y libertades públicas. Acusaciones de totalitarismo y
pensamiento único. Fractura ético-política.
3ra etapa: calentamiento de calle
Cabalgamiento de los conflictos y fomento de la movilización de
calle. Elaboración de una plataforma de lucha que globalice las demandas
políticas y sociales. Generalización de todo tipo de protestas,
exponenciando fallas y errores gubernamentales. Organización de
manifestaciones, trancas y tomas de instituciones públicas (el no
respeto a las instituciones) que radicalicen la confrontación.
4ta etapa: combinación de diversas formas de lucha
Organización de marchas y tomas de instituciones emblemáticas, con el
objeto de coparlas y convertirlas en plataforma publicitaria.
Desarrollo de operaciones de guerra psicológica y acciones armadas para
justificar medidas represivas y crear un clima de ingobernabilidad.
Impulso de campaña de rumores entre fuerzas militares y tratar de
desmoralizar los organismos de seguridad.
5ta etapa: fractura institucional
Sobre la base de las acciones callejeras, tomas de instituciones y
pronunciamiento militares, se obliga la renuncia del presidente. En
casos de fracasos, se mantiene la presión de calle y se migra hacia la
resistencia armada. Preparación del terreno para una intervención
militar del imperio o el desarrollo de una guerra civil prolongada.
Promoción del aislamiento internacional y el cerco económico.
¿Cualquier semejanza con la realidad, es pura coincidencia?
0 Comentarios