Por Walter Barboza
A unos cuatro kilómetros
del centro de la localidad bonaerense de Moreno, el edificio yace casi dormido.
Está sobre la calle Francisco Piovano, un camino de asfalto deteriorado que a
principios de la década del 30, seguramente, era apenas un camino de tierra. Es
como una mansión antigua de estilo anglosajón, que se recuesta sobre una calle
que corre paralela a la Ruta Nacional Nº 7 (ahora Ruta Provincia Nº 5) y que se
encuentra dividida por las vías del ferrocarril General Sarmiento en dirección
a las comunas de General Rodríguez, Luján y Mercedes.
Está en las
afueras de la ciudad y en los alrededores abundan distintas especies arbóreas
cuidadosamente plantadas. Fieles testigos, quizás, del paso de los alumnos de
este establecimiento educativo de origen irlandés, en el que una de las plumas
más celebres del periodismo argentino hizo parte de su carrera como estudiante
secundario. Es curioso que muy poca gente sepa, de entre los más de 450 mil
habitantes que tiene Moreno, que Rodolfo
Walsh estudió allí.
No sólo estudio
allí, sino que algunos de sus cuentos más notables, por ejemplo los que
integran la serie Los Irlandeses, fueron inspirados a partir de su estadía como
pupilo en ese establecimiento educativo. No es casual, Walsh como descendiente
de inmigrantes de ese país, declarará en una entrevista realizada por el
escritor Ricardo Piglia en 1973: “Porque yo estuve en dos colegios
irlandeses, uno en Capilla del Señor, que era un colegio de monjas irlandesas
en el año ‘37 y después en el ‘38, ‘39 y ‘40 estuve en este otro, el Instituto
Fahy de Moreno, que era un colegio de curas irlandeses”. El país de
origen, como marco cultural de los aportes que el escritor hizo a la literatura
nacional.
La historia del
Fahy se puede resumir del siguiente modo: En 1891, en una casa alquilada de la
calle Cochabamba, se instaló el primer colegio de la Asociación Señoras de San
José a cargo de los Hermanos Maristas. En 1895 este colegio se trasladó a
Capilla del Señor, zona norte de la provincia de Buenos Aires. El
establecimiento estuvo a cargo de la congregación St. Joseph, regida por la
Madre Catherine Dowlan. Después pasó a manos de los Brothers of St. Joseph, de
Lyon. En el año 1902 la Asociación fue transferida a la Asociación Católica
Irlandesa. En 1922 la Sra. Elena Kenny de Gahan, al fallecer, dejó a la
Asociación de Señoras de San José un legado de medio millón de pesos, que junto
a donaciones de Thomas Duggan y de Monseñor Samuel O´Reilly hicieron posible la
adquisición del predio en Moreno. En 1930 la Asociación de Señoras de San José
concreta un viejo proyecto: funda el Instituto Fahy Farm, destinado a pupilos varones, sobre una predio de 38 hectáreas. Al principio
estuvieron a cargo de la institución los Hermanos Maristas, pero a partir de 1932
se hicieron cargo del colegio los Padres Palotinos.
La gran oleada
de inmigrantes irlandeses, llegó a la argentina a fines del siglo XIX. Una de ellas, quizás la más importante, amarró
en el puerto de Buenos Aires a bordo del City of Dresden, el 8 de febrero de
1889. Eran unas 1.000 familias que venían huyendo de la persecución contra los
católicos y de las grandes hambrunas que habían castigado a esa región de
Europa. En la Argentina se emplearon en el campo, como era de suponer en un
país de perfil netamente agroexportador. Y allí sus actividades fueron las de
pastores, peones y mayordomos en las estancias de la provincia de Buenos Aires
y el sur del país.
Pero pronto
muchos integrantes de estas familias, sin dinero, sin empleo, desconociendo el idioma,
comenzaron a atravesar penurias económicas y murieron, dejando atrás a un
nutrido grupo de huérfanos. Entonces, las esposas, e hijas mayores, de los
irlandeses se organizaron formalmente en 1891 para acoger a los hijos de estas
familias y crearon la Asociación Señoras de San José, la que fue liderada por
Marion Murphy de Mulhall. A través de ella dieron cobijo, alimento y educación a
los chicos en estado de abandono y dieron lugar, de este modo, al proyecto que
a partir de 1897 sería el que marcaría una parte de la historia de Walsh como
escritor en el siglo XX.
El edificio
permanece indeleble al paso del tiempo. El silencio que lo abraza, sólo es
interrumpido por el paso del tren que cada media hora pasa por allí. En Moreno,
comuna del conurbano bonaerense ubicada a 42 kilómetros de la
CABA, nadie parece advertir la dimensión histórica que albergan esas paredes.
Sintetizan la historia de las migraciones que configuraron buena parte de la
cultura del país y de la zona oeste. Explica por qué muchas familias de Moreno,
General Rodríguez, Luján, Mercedes y San Andrés de Giles, entre otras, tienen
apellidos de origen irlandés. Revela por qué muchas de sus calles llevan esos
nombres y pone de manifiesto aquello que Walsh señaló en su etapa política más
combativa: “Nuestras clases dominantes
han procurado siempre que los
trabajadores no tengan historia, no tengan doctrina, no tengan héroes y
mártires…”. En síntesis: que no tengan memoria.
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